DIPUTADO RADIO (PARTIDO INDEPENDIENTE)
SEÑOR RADÍO (Daniel).- Dado lo limitado del tiempo, voy a centrarme en estos artículos que han suscitado el debate, aunque sería bueno que pudiéramos hablar de más cosas en otras condiciones y no centrarnos solamente en estos temas.
Es verdad que se trata de temas de alta sensibilidad. Ningún médico va a decir: “No hagan tal tratamiento porque a este señor le quedan cuarenta y cinco días de vida”. Eso no lo va a decir ningún médico, porque cuando a uno le quedan cuarenta y cinco días, cuarenta y cinco días es el cien por ciento. Entonces, es un montón; cuarenta y cinco días es todo. No habrá nadie que diga eso. Hay un imperativo ético que nos impulsa a los médicos y que nos impediría decirlo.
No menos cierto que eso es algo que se ha dicho aquí: que no todos los medicamentos, no todos los fármacos para los cuales hay evidencia científica de que son efectivos, son financiables. Eso es verdad; eso es una verdad palmaria.
Hace un momento, se decía que la vida no tiene precio; eso es absolutamente cierto, tan cierto como que aquellas herramientas que sirven para sostener la vida sí lo tienen y alguien tiene que financiarlas. Cuando la sociedad decide que dedicará a la salud de las personas una cierta cantidad de dinero, cuando levantamos las manos en este ámbito y luego los senadores, esa cantidad es inextensible, es finita, no aumenta. El otro día, en la Comisión de Salud Pública, decía que cada vez que el médico en su consultorio empuña su chequera, que se llama recetario ‑porque es una chequera‑, cada vez que el médico asigna un recurso a un paciente, está, simultáneamente, tomando dos decisiones: que ese recurso se aplica a ese paciente y que ese recurso no se aplica a los demás pacientes, porque la dotación de recursos es finita, es inextensible. No es que como está en juego la vida, saco del cuerno de la fortuna, porque eso no existe.
Quienes decidimos cuánta cantidad de recursos se asignan a la salud de la gente es la ciudadanía en su conjunto representada en este ámbito. No hay más vuelta que dar, porque no existe la magia en esto, no se puede hacer la multiplicación de los panes y los peces. Entonces, el problema es quién decide cuándo se asigna un recurso a un paciente y cuándo no. Ahí tenemos un problema muy serio. Claro, nadie se toma en serio los programas de Gobierno porque parece que son pour la galerie.
Nosotros creemos que tiene que haber una agencia independiente, una institucionalidad técnico política independiente del Ministerio de Salud Pública ‑también del Ministerio de Salud Pública‑ y de las otras instancias, que sea la que determine estas cuestiones. ¿Por qué digo esto? Porque, por ejemplo ‑esto vale para los fármacos y para las otras cosas como la introducción de tecnología, que ha sido una polémica que hemos tenido en la sociedad en los últimos tiempos‑, ¿quién determina el Plan Integral de Atención en Salud, el PIAS? ¿El Ministerio de Salud Pública? ¡Mentira! ¡Lo determinamos todos! La Justicia también cada vez que dicta un fallo que dice: “Hay que dar este tratamiento a este paciente”, perforando el PIAS. Lo vulneramos los legisladores cada vez que legislamos por patología. ¡No podemos legislar por patologías! Los legisladores somos vulnerables a los lobby, y cada vez que viene un grupo de gente que se nos presenta en el despacho y nos dice: “Hay que sacar una ley para determinar tal tratamiento”, allá vamos nosotros y nos prestamos.
Entonces, los que tienen lobbies fuertes, logran que se atiendan sus patologías. Aquellos otros que no vienen a patalear ni a protestar ‑esto vale para otras cosas; el sayo le cabe a algunos en estas cosas y en otras cosas, a otros‑, no logran nada. Ante las presiones y los pataleos, sacamos plata de algunos lados para poner en otros. Esto vale también para las patologías y me parece que no debiéramos ser permeables a eso o, mejor dicho, no debiéramos tener la última palabra.
Cuando me dicen: “Hay que aprobar una ley para tratar tal patología porque a nosotros no nos tratan”, yo contesto: “¿Dónde está la ley que dice que hay que tratar la colecistitis aguda?” No son los legisladores los que dicen qué se trata y qué no se trata. No debiera ser así, porque es incorrecto, es inadecuado.
Deberíamos tener una institucionalidad técnico política independiente que asesorara en esta materia a todas las instancias para que después hubiera congruencia. También debería asesorar al Poder Judicial, porque ahí está el problema: el Poder Judicial consigue asesoramientos distintos y entonces hay incongruencias entre los distintos estamentos del Estado.
Ahora, lo que creo es que no existe el cuerno de la fortuna y que no podemos apostar a que la dotación de recursos sea infinita. No existe eso. Tenemos que actuar responsablemente; quienes están en el Gobierno tienen que actuar responsablemente y quienes estamos en la oposición tenemos que actuar responsablemente. Esa ha sido siempre la conducta de este partido.
(Ocupa la Presidencia el señor Representante Alejandro Sánchez)
El otro día planteamos en la Comisión de Salud Pública y Asistencia Social la necesidad de abordar este tema en profundidad. El discurso del señor diputado Luis Gallo Cantera me parece muy sensato y creo firmemente en lo que dice. Hagamos un compromiso de abordar el tema en serio, buscando una fórmula para resolverlo, ¡pero no en el Presupuesto! No tiene nada que ver con la discusión del Presupuesto, no es materia presupuestal lo que estamos decidiendo. ¡Reconozcamos eso y hagamos un compromiso en serio para resolverlo! ¡Hagámonos cargo! No digamos que vamos a poner plata infinitamente, porque sabemos que es mentira, que no hay ninguna sociedad que mantenga eso; no se puede.
La salud no es financiable infinitamente. ¡No se puede! ¿Qué se joroben los pacientes terminales? No, si todos nosotros, los que estamos en este recinto, somos pacientes terminales. ¿Alguien tomó nota de eso? Acordemos resolverlo fuera de este ámbito; no es materia presupuestal y me niego a votar estos artículos como parte del presupuesto. Por lo tanto, no vamos a acompañarlos.
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