Oídos sordos II
Por Juan Ceretta
Nicolas nació sin audición en su oído derecho, y a partir de los 11 años comenzó a perder la de su oído izquierdo, hasta que a los 16 años de edad quedo absolutamente sordo.
Solo puede percibir algunas vibraciones de sonidos extremadamente graves.
En los primeros años de su vida desarrolló el habla, aprendió a leer y a escribir, concurriendo a la escuela pública normalmente.
Luego su sordera, y las dificultades de comunicación hicieron que fuera derivado a la Escuela Especial para Discapacitados intelectuales donde termino la educación primaria.
Posteriormente ingresó al Programa “jóvenes en red” del MIDES, pero no pudo adaptarse al sentirse excluido por sus compañeros.
Dado esta situación se propuso estudiar lengua de señas en la escuela para adultos sordos, pero el horario nocturno le impidió continuar concurriendo, ya que su problema de oído afecta su equilibrio y esto se acentúa en la noche, produciéndole mareos.
Decidió inscribirse en la UTU para aprender carpintería y así poder independizarse a través de la inserción laboral, pero luego de un año, desistió del intento, no lograba comunicarse.
Hoy tiene 26 años, percibe una pensión del BPS de $ 3.901.- su padre hace changas, y su madre trabaja en la casa ya que su hermana Victoria también requiere atención porque es discapacitada.
La situación de Nico tiene solución: necesita un implante coclear y un procesador de palabras que se instala en el hueso mastoides detrás del pabellón auricular mediante cirugía.
Este dispositivo es financiado en Uruguay por el Fondo Nacional de Recursos, pero solo a los niños menores de 7 años, según un protocolo que data del año 2000, y que nunca fue actualizado.
El problema es que cuesta 19 mil dólares más los gastos de cirugía, quirófano, etc, etc.
Nicolás inició un juicio de amparo a través de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, porque no cuenta con recursos para acceder a un abogado particular.
El Fondo Nacional de Recursos se defendió en el juicio manifestando que no corría peligro la vida de Nicolas y que no se trataba de una enfermedad terminal, sin perjuicio de que de accederse a su pedido se violaria la separación de poderes.
Hoy, una juez de primera instancia dictó sentencia condenando al FNR a entregar a Nicolás el dispositivo en un plazo de 72 horas.
Como hace falta asumir todos los costos de quirófano, cirugía, anestesia, etc, la situación no estaría resuelta de no ser por el Hospital de Clínicas de la misma Universidad de la República que asumirá su realización a través del Profesor Gustavo Costas, que atiende a Nicolás.
Ese es el Hospital Universitario de la Facultad de Medicina y el Consultorio Jurídico de la Facultad de Derecho.
Es la UDELAR, gracias Nicolás por enseñarnos tanto!
Be the first to comment.